12/2/17

Poema de María Marta Donnet


El extraño 

Tiene los ojos quietos apoyados sobre 
las rodillas sus brazos. Tan quietos 
están sus ojos que parece dormido 
o mirándose el alma. Es parte del paisaje 
su cuerpo en la tarde serena. Se desviste 
el sol. No lo tocan las ramas del ciprés. Hamacan 
sueños muertos se mecen. Tan quietos 
inmóviles sus ojos. Aletean 
a su alrededor bichitos. Él no se inmuta. 
Sigue viéndose. Recorre una por una 
las trampas. Quiere llegar 
al lugar donde el dolor guarda las botas. 
Para cortarle los pies. 
Dueño de la suciedad. No se cansa de apuñalar 
su corazón un martillo que muere y nace 
con cada golpe. El viento mueve el silencio entre 
sus alas. De vacío se llenan los ojos tan quietos. 
Busca la hora en que su alma convocó 
a la sombra. Un nuevo pacto. Un nuevo lugar 
donde lavar sus manos. 
¿Quién es el dueño de mi historia? Se pregunta. 
Y entonces me descubre. Sus ojos huecos 
bajan al abismo me enfrentan. No sabe 
que sólo es un rehén que toma forma 
gracias a mi mano. Desenvaino y hurgo 
su costado abierto presiono un poco más 
sobre la llaga. Lo condeno. Ni siquiera Dios 
viene a salvarlo.




© María Marta Donnet

3 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

tremendo en su belleza. impensado final.me encantó. susana zazzetti.

13 de febrero de 2017, 14:38  
Anonymous Anónimo ha dicho...

UN ABRAZO GRANDE EN LA PALABRA Y EL AFECTO
ALBA

13 de febrero de 2017, 16:53  
Blogger Nerina Thomas ha dicho...

Guauuuuuuuuuuuuuu

Mi admiración por tus versos!!

17 de febrero de 2017, 20:24  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio