de llegadas y partidas
el tren borda el filo del andén,
la estación espera
sin que le pese su desmedro
no se mueve
callada ve sin luz
el tránsito cotidiano
pero algún crujido hará temblar a dios,
digo yo
tendrá que dejar de pasearse inmutable
viendo la gente que viene
y a veces se va de otoño
y no llorar
nunca,,,
© Alicia Pastore
Bellísimo Alicia,"... viendo la gente que viene/ y a veces se va de otoño..." Fuerte abrazo! MARÍA CRISTINA DI LERNIA
ResponderEliminarQué conmovedor, Alicia! Cuánto dicho en esa suposición, en esa especie de ruego, al menos para mí: que haya un dios que tiemble, que llore, que grite de dolor ante cada uno de nosotros, ante cada uno de nuestros otoños hasta la última hoja roja y crujiente. Lo disfruté mucho.
ResponderEliminarMuchas gracias!
Un abrazo
Amalia Zacoutegui
Qué hermosamente doloroso.
ResponderEliminarBellísimo, Alicia. Abrazo
Marta Rosa