Poema de Vilma Sastre
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hay un rostro después de nuestro rostro
                            
es 
un simplemente asomarse en cualquier 
                      
fondo de  espejo opaco
apenas un parpadeo inadvertido
y el rasgo cambia 
     la comisura
alarga  sus vértices  hacia la barbilla
            los pómulos se oblongan
   allí va mi mueca
y en esos días nos resignamos al impulso
      de rechazar todo
contacto
      entre la
mirada  y su reflejo
la cabeza se ladea
      las pupilas
oscilan de derecha a 
izquierda  de atrás
hacia delante  el asunto  es 
                   no
reconocerse
buscamos incluso un disfrute en esa  excusa 
de estar enfrente  y
en uno  
                  al
propio tiempo
fisgoneándonos
 observando sudores
convulsiones
consistencia latidos frecuencia 
mo 
vi
mien
tos
estoy en la sala alzando la mano derecha
ahora me llevo a la boca 
un puñado 
                                           de
letras
la boca se abre
rechina dientes
babea
las fecunda
 inútil
la otra figura traduce sólo un largo monólogo de frases
pero no mi huella
hay un rostro después de nuestro rostro
como el agua que se escurre
          del lenguaje
genuino
para que mi imagen no yo
rezuma mi voz proferida inaugurando tantísimas letras
y uno se queda preso en el cristal doble
              bajo la
luz tamizada
preguntándose si cada palabra tiene tono propio
 o al deslizarse
insufla nuevas vibraciones
    produciendo un
chasquido en la lengua
porque en definitiva todo lo que vemos cuando escribimos
                      
son sonidos
ahora hemos vuelto a juntarnos  
          me puse de
espaldas 
             a mis
espaldas     
y con la punta de los dedos
comenzamos el balbuceo
           para decir
         para no decir
© Vilma Sastre
Etiquetas: Vilma Sastre



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