2/7/16

Texto de Patricia Corrales


Te propongo un altar donde irán a comer los pájaros hambrientos, tus sueños siguen sumidos en la corteza de un árbol tan antiguo como lo son las flores, como el canto de las profundidades donde dejaste desvanecer ilusiones
Nada podrías con tus sentimientos
que hacen crecer barrotes y pueblan los campos
de matorrales secos
He visto un espantapájaros cuando por fin me dejaste entrar a tus ojos,
fue desolador
fue en ese instante que me propuse encontrarle un sendero a lo que aún justificas
negándote a ser feliz
El miedo impide. Entiendo que sufrir es menos peligroso que la felicidad porque una vez que la conoces no hay retorno posible
No existirán más pájaros negros carcomiendote los ojos ni amebas flotando irascibles tu ombligo quitarse la camisa puede ser tirar abajo el muro dejar al descubierto los arpegios de una edad que  se niega al tiempo
pero que es la flor sin el aroma que atrae al colibrí?
Que será de la risa sin la emoción rebosando hasta cubrir de lágrimas la arcilla del olvido?
No mi amigo, no puedo dejarte al costado de la acera, peligroso sortilegio de la hambruna que carece de amor en un pentagrama vacío de melodía que llega a acostumbrarnos a andar a tientas palpando vacíos
No puedo seguir mi horizonte mientras completas de excusas
los anaqueles que llegan hasta el borde de tu cieloraso o el retumbar de un eco sórdido donde pasos desconocidos dejan un poco de tiempo para tu distracción
Juguemos a mirarnos,  juguemos a que somos solos tu y yo, que la muerte sorprende
Ama el instante en su fugacidad, recoge del aire las plumas que caen, te sorprenderás con alas en los dedos y un lugar en el altar donde mis manos se llenaran de agua para saciar tu sed


© Patricia Corrales

1 comentarios:

Blogger María Sonia Quevedo Hoyos ha dicho...

Es realmente desolador, imágenes claras que impactan. Gran texto.

19 de julio de 2016, 15:00  

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