Poema de Alicia Cora Fernández

  

UNA BRUJA ME DIJO… 

Acá, 

en el falso confesionario al que todos le temen 

o por lo menos miran con recelo, 

estoy sentada en una desvencijada silla 

y miro a la bruja que me enfrenta con sus ojos espadas. 

Con una mano llena de vejez toma la mía. 

En la palma, 

busca las líneas de la vida y de la muerte. 

El meñique está libre de pecado, sin posibilidad de error, 

limpio y desnudo para siempre. 

Una línea imperceptible abraza el anular, 

y la piel más clara recuerda que hasta no hace mucho tiempo, 

estaba tapada por un anillo de bodas. 

En el mayor, la que muere de amor se trepa hasta la cima de mi mano. 

Debajo, en el índice, 

enlazada como una enredadera, 

aquella que podría señalar una vida transgresora, la mía. 

Todas ahí, implacables testigos 

de mi pasado y de mi impredecible futuro. 

El estamparlas no fue fácil. 

Despejar la cabeza y tratar de aclarar la mente. 

Decidir que el olvido, ayudaría a dibujarlas 

en una mano diciendo adiós sin cuenta regresiva. 

Salgo temblando, la bruja se desquitó conmigo, 

me habló de culpas y también me dijo de perdones. 

Y un solo consejo anotó en mi frente 

…”No trates de seguir a esta, 

la que esta cerca de la muñeca, 

esta es la que dibuja las venas del suicidio. 

Lentamente va a tratar de arrastrarte hacia él 

y es evitándola como vas a encontrar la verdadera línea de tu corazón”... 

© ALICIA CORA FERNÁNDEZ

Imagen enviada por la autora del poema