La boda
ella dijo, ojalá llueva el día de la boda, porque la lluvia
todo lo lava. Pero no llovió. El sol brillaba con su belleza despótica y
contenía el amor desbocado de Muriel. Intenté olvidar el parque y su santuario.
Vi huellas en el aire y toqué a la pequeña sobre el vientre de la mujer. Todos
crecíamos.
Ahora, una polvareda de caña quemada dificulta la marcha de
mi cuerpo carente. Duermo menos y para colmo, he dejado de soñar.
© Mónica Cazón
Está impecable, casi un micro relato.
ResponderEliminarFelicitaciones.
susana rozas
Impactante!!! Bello texto.
ResponderEliminartere Vaccaro.
cuánto sentimiento, qué buen texto! susana zazzetti.
ResponderEliminarhola Monica. Felicitaciones!!
ResponderEliminar