El aire se deja sentir
Gritan, se desgañitan.
Si lloran se ensanchan los pulmones
y la risa sale –de ahí –mejor.
¿Tiene lengua la calavera?
¿Están crudos los muertos?
¿Y el espectro?, dice el Sepulturero.
(Parecen pequeños, todavía más de lo que son,
y eso es por desnutridos.
La diminuta Ofelia se ahoga
en una palangana. Así su escenografía.
Actores que hacen de actores
nos confunden más.)
Hamlet, el que va y viene dudando,
más loco que el loco Borda que camina de
Aviá Teray a Corzuela a Makallé a
Pampa del Infierno, donde quedamos.
También el público grita, se desgañita:
Hamlet no tomes la mano del jefe.
Borda no tomes ese vino aguado.
No soy el
Loco, soy Laertes
y en esta
Pampa del Infierno alguien
nos envenena.
Traición! Traición!
Vuelan cadáveres, gallos. Preguntan:
¿hubiese sido él un gran patrón?
Espectadores, espectros, ríen, aplauden, silban.
Mientras otro loco murmura: ¿tantas
víctimas entre
copetudos?
Mientras el público
insiste: ¿qué
bélico rumor es ése?
¿Cómo llegan
hasta aquí estos
tambores?
Y Hamlet, dirigiendo la mirada:
mi buen amigo, ¿cuidarás que los cómicos
duerman y coman bien? ¿Oíste?
porque ellos
son el compendio, la breve
crónica de
los tiempos.
© Susana Szwarc
me encantó y sobretodo el remate... ese final que envuelve lo tragicómico... la vida que pasa como un tren y nadie lo toma... en fin... me encantó!!! gracias por compartirlo, francisco
ResponderEliminar¡Muy buen poema, me gustó mucho, gracias por compartir!!
ResponderEliminarEntrañable este Hamlet en versión pueblerina. Gracias!!!
ResponderEliminarRaquel Jaduszliwer