23/1/16

Poema de María Ángeles Pérez López



Soy una niña y pinto de colores
el tronco sepulcral de los dibujos,
un árbol como un diente contra el cielo,
la forma imaginada del ahorcado.
Quiero ser una niña y volver hasta el vientre
del agua y su silencio del inicio,
el flujo de la sangre que me lleva
y hace infancia este tiempo insoportable,
pero estoy viendo el mar como la suma
de capas de aluminio y de desecho,
el peso en la cabeza de metal,
la entraña solitaria e inquisitiva
atenta a ese rumor que no se siente.
Vigilo la semántica del agua,
el modo en que la arena se hace verbo
y nombra nuestras huellas en la espuma,
no acaricia palabras para el aire
pero sí los tobillos y zapatos.
La voz que anda escondida en su guarida,
su cajita de miedo musical,
aguarda que restalle el alarido
de estar viviendo el pánico de ser
si el miedo es una forma de la boca,
una expresión del cáliz de amargura.
Las olas entre tanto se divierten,
su canto es insonoro y necesario
para aguardar el tiempo del exceso.


© María Ángeles Pérez López

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4 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

muy lindo poema María Angeles ,un abrazo desde BsAs.Marizel Estonllo

23 de enero de 2016, 13:51  
Blogger Nerina Thomas ha dicho...

qué linda niña!!
Me encantó.
Un cariño!!

23 de enero de 2016, 20:06  
Anonymous Betty badaui ha dicho...

Bellísima ilustración para acompañar un gran poema con imágenes atrayentes y hondura en su esencia.
Feliz Año 2016
Betty

24 de enero de 2016, 0:43  
Blogger Unknown ha dicho...

Fantásticas imágenes

24 de enero de 2016, 10:45  

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