Poema de Alicia Cora Fernández

NADA, NADIE, NUNCA

Nada que altere el ritmo acompasado del tiempo.

Nada que demuestre que las horas pasaron en vano.

Nada que oriente mi andar descalzo entre las brasas.

Nada que calme el desconsuelo y la tristeza.

Nadie que sepa de mis lágrimas.

Nadie que me ayude a salir del laberinto.

Nadie que escuche este inútil grito en la tormenta.

Nadie que soporte mis confesiones y me absuelva.

Nunca una palabra de piedad.

Nunca la pelea entre un abrazo y un beso.

Nunca la certeza de la vida.

Nunca la certeza de la muerte.

Aquí, de pié, con todos los nada, nunca y nadie en las manos,

estoy mintiendo para poder entrar al paraíso.

© ALICIA CORA FERNÁNDEZ