Barcos
1
Mediodía
y el alma se asustó
a las cinco de aquella tarde
azul desteñida
César Vallejo
quién deshará tu vestidura
despojado ya
de mi mirada
desde allí se observa
el grácil rizoma
que fluye
en mi pupila
© Edda Sartori
Un poema de una delicadeza infinita.
ResponderEliminarBellisimo
Ignacio
Tan breve, tan bien dicho, nada sobra ni nada falta para conmover.
ResponderEliminarAbrazos
Betty
Muy bello tu poema , querida Edda. te abrazo. Gastón Sequeira.
ResponderEliminarMe gusta esta sutil y conmovida efusión...te felicito.
ResponderEliminarClaudio Simiz
Querida Edda, un poema elocuente en la brevedad! Hermoso!!!
ResponderEliminarTe abrazo!
Andrea Marín
exquisito, como siempre, edda!
ResponderEliminarLa sutileza que distingue siempre tu verso. Abrazo, PAOLANTONIO.
ResponderEliminarLa delicadeza... en lo breve, que lo hace inmenso.
ResponderEliminarcariños.
Cynthia Rascovsky