10/6/15

Rosa Lía Cuello comparte OLGA OROZCO


En el revés del cielo

Somos duros fragmentos arrancados del reverso del cielo,
trozos como cascotes insolubles
vueltos hacia este muro donde se inscribe el vuelo de la realidad,
la mordedura blanca del destierro hasta el escalofrío.
Suspendidos en medio del derrumbe por obra del error,
enfrentamos de pie las inclemencias, la miserable condición del rehén,
expuestos del costado que se desgasta al roce de la arena y al golpe del azar,
bajo el precario sol que quizás hoy se apague, que no salga mañana.
No tenemos ni marca de predestinación ni vestigios de las primeras luces:
ni siquiera sabemos qué soplo nos expulsa y nos aspira.
Apenas si el sabor de la sed, si la manera de traspasar la niebla,
si esta vertiginosa sustancia en busca de salida,
hablan de alguna parte donde las mutiladas visiones se completan,
donde se cumple Dios.
Ah descubrir la imagen oculta e impensable del reflejo,
la palabra secreta, el bien perdido,
la otra mitad que siempre fue una nube inalcanzable desde la soledad
y es toda la belleza que nos ciñe en su trama y nos rehace,
una mirada eterna como un lago para sumergir el amor en su versión insomne,
en su asombro dorado.
Pero no hay quien divise el centelleo de una sola fisura para poder pasar.
Nunca con esta vida que no alcanza para ir y volver,
que reduce las horas y oscila contra el viento,
que se retrae y vibra como llama aterida cuando asoma la muerte
Nunca con este cuerpo donde siempre tropieza el universo.
El quedará incrustado en este muro.
El será más opaco que un pedrusco roído por la lluvia hasta el juicio final.
¿Y servirá este cuerpo más allá para sobrevivir,
el inepto monarca, el destronado, el frágil desertor obligatorio,
rescatado otra vez desde su nadie, desde las entrañas de un escorial de brumas?
¿O será simplemente como escombro que se arroja y se olvida?
No, este cuerpo no puede ser tan sólo para entrar y salir.
Yo reclamo los ojos que guardaron el Etna bajo las ascuas de otros ojos;
pido por esta piel con la que caigo al fondo de cada precipicio;
abogo por las manos que buscaron, por los pies que perdieron;
apelo hasta por el luto de mi sangre y el hielo de mis huesos.
Aunque no haya descanso, ni permanencia, ni sabiduría.
defiendo mi lugar: esta humilde morada donde el alma insondable se repliega,
donde inmola sus sombras
y se va.



OLGA OROZCO

6 comentarios:

Blogger Marta Raquel Zabaleta ha dicho...

Unico, como todo lo suyo.

10 de junio de 2015, 21:52  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Olga Orozco, muy buena elección Rosy, un poemazo.
Saludos
Anahí

12 de junio de 2015, 13:18  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Bellisimo poema, gracias x compartirlo!
Alicia Corrado Mélin.

13 de junio de 2015, 11:12  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Gracias por La Maga y su poema,
Saludos,

Silvia Loustau

15 de junio de 2015, 18:09  
Blogger www.elmarquellevoadentro.blogspot..com ha dicho...

Todo el misterio de Olga, su magia, su esoterismo, todo reunido aqui. Me encanta. Sonia Del Papa Ferraro

18 de junio de 2015, 17:01  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Buenísimo Ro....qué bello final este poema!
Beso
Alicia Borgogno

28 de junio de 2015, 11:41  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio