10/6/15

Irma Elena Marc comparte TERESA ARIJÓN


Que el poema sea, como en el sutra, revelación de lo evidente:
"no hay luna en el agua; la luna que se ve reflejada
es creada por el agua".
Como los budistas contemplan los mundos: llama vacilante,
sombra, eco, espantapájaros.
Como el espejo reluciente del zen,
que en ningún lugar resplandece.
Como el puente del koan, que fluye donde el agua no fluye.
Como el canto de las ranas y la luz de la luciérnaga.
Como la lluvia, como las primeras marcas
de las gotas en la tierra seca.
Como la hiedra falsamente infinita que desemboca en el
castillo del ogro. Como la ogresa medieval que amamanta
al lobo. Como el lobo feroz que lleva su corazón de tela
cosido al pecho.
Como el regalo en la tradición japonesa -la caja que puede
contenerlo todo, es decir nada- "suspendido entre dos
desapariciones" (la de quien lee, la de quien escribe).


TERESA ARIJÓN

3 comentarios:

Blogger Clelia Bercovich ha dicho...

Gracias Irma por tan bello regalo.

Clelia Bercovich

10 de junio de 2015, 21:44  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Una joya.
Excelente elección. Gracias por compartirlo
Maria Cristina Fervier

18 de junio de 2015, 0:37  
Blogger Marta Ortiz ha dicho...

maravilloso, visionario. Gracias por este poema,Irma,
Marta Ortiz

20 de junio de 2015, 18:30  

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