POR NACER EN EL DESIERTO
Tengo sol en invierno
y de mi cama
se ven perfectamente las estrellas.
Tengo dos gatos tibios
y algún olvido,
el cuerpo ocioso y el escudo atento
que a veces los errores no dan tiempo.
Y tengo los recuerdos tan disciplinados
y la risa tan fácil
que soy tan feliz
como se debe.
Y a veces
(si estoy muy descuidada)
la soledad se me cuela en los papeles
y me escribe un poema por las noches.
Y a veces
(si no estoy muy apurada)
lloro muy bajito en los rincones
por no hacer ostentación,
que hay mucha envidia.
Y tengo sed congénita de viento
y un miedo colectivo.
Y sólo puedo amar sin que se note,
como el tiempo de siesta,
de puntillas,
como una piedra inmóvil del camino.
Para calmar el dolor
(que a veces duele)
oyendo historias y cebando chismes
he aprendido a creer lo que no veo,
que los que hemos nacido en el desierto
conocemos a Dios sólo de oídas.
SUSANA LAGE
bienvenido este poemos siempre, no solo "a veces", siempre.
ResponderEliminarsaludos
Anahí DuzevichBezoz
Muy hermoso.
ResponderEliminarJuan C. Rodríguez
A veces sorprenden poemas como éste...
ResponderEliminarExcelente elección.
Maria Cristina Fervier
A veces sorprenden poemas como éste...
ResponderEliminarExcelente elección.
Maria Cristina Fervier
A veces sorprenden poemas como éste...
ResponderEliminarExcelente elección.
Maria Cristina Fervier