Con Esta Boca, En Este Mundo
No te pronunciaré jamás, verbo sagrado,
aunque me tiña las encías de color azul,
aunque ponga debajo de mi lengua una pepita de oro,
aunque derrame sobre mi corazón un caldero de estrellas
y pase por mi frente la corriente secreta de los grandes
ríos.
Tal vez hayas huido hacia el costado de la noche del alma,
ese al que no es posible llegar desde ninguna lámpara,
y no hay sombra que guíe mi vuelo en el umbral,
ni memoria que venga de otro cielo para encarnar en esta
dura
nieve
donde sólo se inscribe el roce de la rama y el quejido del
viento.
Y ni un solo temblor que haga sobresaltar las mudas piedras.
Hemos hablado demasiado del silencio,
lo hemos condecorado lo mismo que a un vigía en el arco
final,
como si en él yaciera el esplendor después de la caída,
el triunfo del vocablo, con la lengua cortada.
¡Ah, no se trata de la canción, tampoco del sollozo!
He dicho ya lo amado y lo perdido,
trabé con cada sílaba los bienes y los males que más temí
perder.
A lo largo del corredor suena, resuena la tenaz melodía,
retumban, se propagan como el trueno
unas pocas monedas caídas de visiones o arrebatadas a la oscuridad.
Nuestro largo combate fue también un combate a muerte con la
muerte, poesía.
Hemos ganado. Hemos perdido.
porque ¿cómo nombrar con esta boca,
cómo nombrar en este mundo esta sola boca en este mundo
con esta sola boca?
OLGA OROZCO
Maravillosa Olga!!! Le escuché decir este poema, con esa gravedad que resonaba como una música. Gracias por traerlo.
ResponderEliminar(este es mi segundo comentario, creo que el anterior salió con error.)
una grande Olga Orozco.
ResponderEliminargrcias por compartir
Saludos
Anahí Duzevich Bezoz
Gracias por Olga, por esa boca siempre en este mundo!!
ResponderEliminar!Gracias!
Excelente elección. Gracias por compartir
ResponderEliminarMaria Cristina Fervier
Excelente, es uno de los poemas de Olga Orozco que más leo, que más me impacta... Gracias. Sonia Del Papa Ferraro
ResponderEliminarLa magnitud del poema, lo dice todo.
ResponderEliminarGracias por evocarla.
Un abrazo Ana Romano.