16/5/15

Poema de Paulina Vinderman

  



Subí las escaleras a tu casa
mientras el invierno descendía sobre mi ciudad
(la verdadera y la inventada).
Una mujer que podía llorar el deseo,
censurar el amor,
coserse las palabras a la boca para besar
sin estridencias.

Dije adiós antes del adiós
como niña prodigio ante el tazón de leche
 demasiado caliente.
Me puse el abrigo viejo sobre mi cuerpo irradiado
y dibujé en la pared, cuando bajaba,
el abedul de mis abuelos,
doblándose en el viento oscuro como las letras
de tu nombre.


© Paulina Vinderman

13 comentarios:

Blogger Carlos Enrique Cartolano ha dicho...

Esa herencia en las palabras. Es así! Gracias, poeta!

16 de mayo de 2015, 15:11  
Blogger Nerina Thomas ha dicho...

- Dije el adiós antes del adiós -
qué mensaje!!
Un abrazo

16 de mayo de 2015, 15:17  
Anonymous Milagros Roderíguez ha dicho...

Un placer leerte Paulina!

16 de mayo de 2015, 19:30  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Un poema colmado de lugares para detenerse y disfrutar cada giro,cada palabra buscada con esmero para mostrar una intimidad que camina con el personaje a lo largo de todo el poema.
Hay una fruición delicada con que saboreas y dejas saborear cada palabra al que lo lee.
Tiene momentos duros y otros adorablemente reveladores y tiernos.
Susana Giraudo

16 de mayo de 2015, 19:52  
Blogger Ricardo Juan Benítez ha dicho...

Sensibilidad pura. Romanticismo y melancolía. Bravo.

17 de mayo de 2015, 11:00  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Querida Paulina: tu poesía siempre me conmueve. Sus imágenes y evocaciones nos revelan un mundo único e irrepetible. Sinceramente, te felicito. Cariños de Horacio Laitano.

17 de mayo de 2015, 14:23  
Anonymous Anónimo ha dicho...

¡Qué bella y enigmática poesía! Me deja llena de preguntas. Disfruto mucho cuando lo bello nos permite reflexionar. Me pregunto por este “adiós antes del adiós” (¡cuántos sentidos posibles!) y lo que se clausura del amor en cada uno. Muy interesante cómo un elemento de la infancia es metaforizado por las letras del nombre actual y cómo éstas se doblan en algún “viento oscuro” como aquellos abedules. Hay de lo que “se dobla” y de “lo oscuro” en ambos elementos. ¡Me encantó! Un abrazo
Amalia Zacoutegui

18 de mayo de 2015, 11:04  
Blogger Leonor Mauvecin ha dicho...

Bello poema , conmovedor , excelente y original el juego del verbo SUBIR Y BAJAR HERMOSO Y NOSTÁLGICO

18 de mayo de 2015, 12:28  
Blogger Mónica Angelino ha dicho...

Leerte nunca de sorprenderme.
Qué grande sos!!

Besossss

18 de mayo de 2015, 20:21  
Anonymous Pauli ha dicho...

Un hermoso poema,inspirado e inspirador,lleno de sugestión.
Las ciudades inventadas me recordaron "Las ciudades invisibles" de Ítalo Calvino.

19 de mayo de 2015, 11:32  
Blogger José María Pallaoro ha dicho...

Muy lindo, Paulina! Mi beso para vos!

20 de mayo de 2015, 9:40  
Anonymous Sandra Pien ha dicho...

¡Bellísimo poema!

31 de mayo de 2015, 2:45  
Anonymous Anónimo ha dicho...

maravilloso. y sutil. bellísimo (Ana Guillot)

31 de mayo de 2015, 19:47  

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