29/5/15

Poema de Gloria Oscares

   
  LA TAZA DE CAFÉ

Invierno
en el fondo de la ciudad
la mañana cambiante
ordena las sombras

Bebo mi café
y el humo sube a la memoria

Afuera todos pasan apurados
corren sin saber
en qué jaula
rincón o cueva refugiarse
Un hombre con su celular
Un estudiante alucinado
Una anciana con su bolsa de compras
Una mendiga con el colgajo del hambre
prendido a la cintura
Unos chicos se pelean para abrir
la puerta de los taxis
Una mujer pasa con una boina color del río

La gente huye
Se va
Los edificios suben por los espejos en el bar
Suenan las sirenas de la noche
Se escucha aún el grito de las madres
Y yo estoy aquí junto a la ventana
para prevenir el desencanto
El vértigo de la melancolía

Quiero
conocer el origen de esta pesadilla
y conservo los ojos abiertos
para descubrir algo que todavía me sorprenda

Invento mis días
entre los objetos llenos de polvo
y así poder abandonar el sillón a mi medida
donde tan solo queda
el hueco de mi cuerpo

De pronto
la locura me toca con el gesto de la muerte
y desata otra espera incomprensible



© Gloria Oscares

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7 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Mientras la memoria provoca incendios de locura en el adentro....en el afuera la realidad descontrolada pide permiso a gritos para cruzar sombras a través de una ventana. Felicitaciones Poeta!

29 de mayo de 2015, 21:58  
Anonymous Anónimo ha dicho...

MUY BUENO.
SALUDOS
ANAHI DUZEVICH BEZOZ

30 de mayo de 2015, 0:25  
Blogger Ricardo Juan Benítez ha dicho...

Un racconto poético delicado. La desesperación rutinaria que lleva a la alienación sin sentido.

30 de mayo de 2015, 17:02  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Muy bueno,
Maria Cristina FErvier

30 de mayo de 2015, 18:04  
Blogger Marta Raquel Zabaleta ha dicho...

Muy bueno y triste, como tu lucidez.Abrazos

30 de mayo de 2015, 20:57  
Blogger Nerina Thomas ha dicho...

Imágenes que desgastan el alma. Entristece siempre. espectador, testigo. Lo importante es darse cuenta, mientras llega la sorpresa.
Un cariño

31 de mayo de 2015, 2:49  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Un poema, Gloria, que en esa secuencia casi vertiginosa nos va llevando verso a verso de la mano de la poeta hasta casi poder palpar esa soledad que lo trasciende.
Un abrazo,
Gra Bucci

2 de junio de 2015, 23:42  

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