Poema de Daniel Arias
Dime que es
fácil
agujerear
el corazón del niño
y verlo
sangrar…
Dime que el
pulso alucinado
vestido de
terciopelo rojo
no ha
deshabitado el futuro,
enséñame la
idea nueva
porque hay
una máscara que viene
y el
decreto celeste se ha demorado.
Cuenta tus
fragmentos
los
vértigos errantes
y la
inmensidad creciente de los días.
Debajo de
las bocas vive la palabra
de pronto
polvo demasiado leve,
procesión
de caminos largamente blancos
entre el
amanecer y los cangrejos,
junto al
refugio de la sangre.
Ocúltame el
baile de la sombra
en su gruta
de aguas,
no quiero
ángeles en laberintos,
no quiero
tocar una cascada de enrulados ecos
demasiado
distantes.
Dime que
los resplandores
no son
efímeros cuchillos
debajo de
la cifra,
dime que
volverás
sobre un
bisonte gris por el aire
para
quedarte en este río,
aquí
reflejado,
largo sueño
sobre el agua.
© Daniel
Arias
2 comentarios:
Hermoso poema poblado de imágenes sensoriales y metáforas originales y armónicas.
Extenso, luminoso y ibrante, este poema que lleva su música por los sentidos. Buen poema.
jorge pablo moreno.
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