26/12/14

Poema de Daniel Arias


Dime que es fácil
agujerear el corazón del niño
y verlo sangrar…
Dime que el pulso alucinado
vestido de terciopelo rojo
no ha deshabitado el futuro,
enséñame la idea nueva
porque hay una máscara que viene
y el decreto celeste se ha demorado.
Cuenta tus fragmentos
los vértigos errantes
y la inmensidad creciente de los días.
Debajo de las bocas vive la palabra
de pronto polvo demasiado leve,
procesión de caminos largamente blancos
entre el amanecer y los cangrejos,
junto al refugio de la sangre.
Ocúltame el baile de la sombra
en su gruta de aguas,
no quiero ángeles en laberintos,
no quiero tocar una cascada de enrulados ecos
demasiado distantes.

Dime que los resplandores
no son efímeros cuchillos
debajo de la cifra,
dime que volverás
sobre un bisonte gris por el aire
para quedarte en este río,
aquí reflejado,
largo sueño sobre el agua.


© Daniel Arias

2 comentarios:

Blogger Liliana ha dicho...

Hermoso poema poblado de imágenes sensoriales y metáforas originales y armónicas.

27 de diciembre de 2014, 11:01  
Anonymous jorgepablomoreno. ha dicho...

Extenso, luminoso y ibrante, este poema que lleva su música por los sentidos. Buen poema.

jorge pablo moreno.

31 de diciembre de 2014, 5:58  

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