Sobre
mis viejas huellas entre eucaliptos, álamos y pinos. La calle Estrasburgo es
una montaña rusa que me conduce a él.
Ya lo
oigo suspirar, gemir, sollozar. Chico caprichoso que se aburrió del mismo
juego: siempre rompiendo con estrépito, removiendo la arena, lamiendo la playa,
acarreando caracoles. Cansado, harto, basta.
Quisiera
adormecerse en pileta mediterránea, entregarse hasta el fondo en transparencias
caribeñas. Dejar de lado la rudeza y jugar a la mamá, la mer-mère, ser cálido,
envolvente, sensual…
© Paulina Juszko
Paulina, me gusta mucho tu poema por la manera nostalgica de hablar del mar, y me gusta esa mención del mar como figura femenina, que es mamá, que envuelve y arrulla. Felicidades.
ResponderEliminarCARMEN AMATO
Paulina, me gusta mucho tu poema por la manera nostalgica de hablar del mar, y me gusta esa mención del mar como figura femenina, que es mamá, que envuelve y arrulla. Felicidades.
ResponderEliminarCARMEN AMATO
El mensaje es claro y sugestivo, las imágenes preciosas .Qué buena prosa.
ResponderEliminarSonia