corro corro
a ese patio
en que su
inconfundible voz me nombra
no no es su
voz es las cosas
que ordenan
el patio con esta luz cenital unos malvones
el
dilapidado parral como un dios de carencias
acaso
llegue a ver a mi hermana acaso
aún no
parta hacia el trabajo mi padre
y no quiero
que falten mis hijos
o mis
nietos con sus vidas chiquitas nomeolvides
no sé si
hay zorzal ni si los mistos
cómplices
de mi torpeza llaman a otros mistos
pero está
el sol en el cenit dejaré el barrilete
en su
espacio libre allí en el cielo
corro y
corro cuando esta voz me llama
ella me
mira con sus ojos tristes
disfrazados
de toda la dureza
y no sé no
sé qué hacer
© Carlos Alberto Roldán
precioso poema, lleno de ternura.
ResponderEliminargracias, Teresa...
ResponderEliminarme hizo comparar el patio, la frescura, el silencio con mi tiempo, una edad que va pidiendo permisos, me gusto, te felicito
ResponderEliminarpatricia corrales
Bello, muy bello poema, amigo, más allá de la nostalgia previsible...
ResponderEliminarClaudio Simiz
Carlos, excelente poema, los recuerdos, los perfumes y el canto de los pájaros, muy sensitivo... precioso.
ResponderEliminarSonia Del Papa Ferraro
Un poema con mucha nostalgia que encierra belleza y ternura
ResponderEliminarmaria elena tolosa
Carlos recorriste ese patio y me llevaste de la mano ¡Bravo!
ResponderEliminarNostalgia y dulzura, bellas armas para edificar un poema sentido.
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