¿Qué puede haber de agradable
en una tarde de 40º en la ciudad?
Este aire viscoso es enemigo
de lo agudo, lo cortante.
Todo se ablanda, se derrite, aguarda.
Una espera sin tiempo ni destino,
invitación a la molicie,
al color verde, al café negro.
a un sueño
de erotismo insoslayable.
¿qué cantar en un verano
sin tregua ni delito?
Celebremos la vagorosa niebla
que palpita sobre el río,
los insectos naciendo por millares
y una paciencia de iguana que inaugure
un recodo sombreado en nuestra alma.
© Graciela Perosio
hermoso modo de vagar por la ciudad que quema, imagenes que pegan en el cuerpo, me gusto mucho te felicito
ResponderEliminarpatricia corrales
Me gusta tu poesía Graciela, parece una tarde con ruido de pájaros y el abandono del alma en el paisaje
ResponderEliminarcariños
nos vemos
AnaMaria Manno
la inauguración de un recodo sombreado en nuestra alma es como levantar un jardín para poder hablar de este verano atroz y prosaico. Hermoso. Un abrazo Isabel Llorca Bosco
ResponderEliminarCon qué entrañable sabiduría poética registrás lo cotidiano, Graciela! Te felicito.
ResponderEliminarClaudio Simiz
Cuántas cosas podemos sentir en una tarde rabiosa de calor es cierto pero nuestros sentidos reclaman de iguál modo
ResponderEliminarmaria elena tolosa
"Un recodo sombreado en nuestra alma..." Una mirada positiva ayuda!
ResponderEliminarMuy logrado el clima de calor bochornoso, en que el cuerpo se niega a la acción. Me encantó el remate. Un beso. Adriana Maggio
ResponderEliminarHola Graciela: tus imagenes derrochan originalidad, una poesía moderna.
ResponderEliminarHermoso.
ResponderEliminarGraciela: qué hermoso leer este poema, "sentir, ver, oler, sus cosas".
ResponderEliminarGracias