baila la nervadura de carne
tiembla a cada paso la hoja
ancestro o luz o mar que también
tiembla
miedo entre la luz
o simplemente verde
salvajemente dulce y despojado
tiembla el verde de la hoja
conjunción del paisaje, hilo
sostén de la desembocadura
ancestro o corazón verde que late
pulso de lo terreno
raíz de lo que es
el hombre y su gemido
© Ana Guillot
Rembrandt en palabras, tu poema. Abrazos.
ResponderEliminarDel "Temblar como una hojita" por la transformación de otra cabeza y de otro temblor, se llega a este poema estupendo que nos descubre. Un beso
ResponderEliminarIsabel Llorca Bosco.
Uff
ResponderEliminarParece que la palabra se crispara en el intento de mención. Me gusta...
Hombre y naturaleza enraizados...temblando Hermoso poema Ana!
ResponderEliminarHermoso poema que nos hace pensar en esas hojas que vagan sin destino alguno
ResponderEliminarmaria elena tolosa
Bellísimo,querida Ana, besos, María Chapp
ResponderEliminarSe siente el leve temblar de las hojas, un abrazo,
ResponderEliminarSilvia Loustau
Este poema me hizo sentír el temblor de la naturaleza atacada, el gemido del hombre y, aun así, la fuerza del verdor.
ResponderEliminarGracias por tu poema. Abrazos verdes y latientes.
abrazos verdes para ustedes, mis queridos. me halagan, me alegran, me tiemblan...muchas gracias!!
ResponderEliminarana