Agua 10
A Elvio Florentín
“Debe
ser fresco el pecho de la tierra”
pensaba
Pajarito y calmaba
sus
manos pequeñas en el chorro del molino.
Hermanos
y primos
enhebrados
al verano
esperaban
el líquido sueño de la siesta.
Baldes y
deseos
acarreaban
a la cocina ansiosa
lo que
en un rato
y por
virtud de magia y madre
sería
un guiso
milagroso
acariciando
el hambre.
Afuera
el
arroyo
en
mayoría de edad y de torrentes
era
tobogán y calle
emocionado
remolino, turbulencia
de
circulares vértigos
Siempre
una rama
nos salva en la corriente
Casi
siempre.
© Raúl Feroglio
muy bueno, raul, buenas imágenes.
ResponderEliminarMariana
Raúl, qué bueno encontrar un poema tuyo, imaginaba el paisaje, un paisaje de vida que atrae.
ResponderEliminarTe mando un largo abrazo
Betty
deliciosa descripción de la ternura en un paisaje que se guarda en el alma muy cerca del corazón
ResponderEliminarhermoso poema, gracias, francisco