Infinitivo
¿Hay manera de salpicar el
mundo,
de amarrarse?
Desde una fecha incierta
camino como exiliado la
propia ciudad.
La calle hacia la nada no
habla, se queda ahí.
Hora de comenzar.
Todavía habrá veces
en que el poema me encuentre
con la presa del asombro
entre los dientes.
Y diga,
¿a qué tanta memoria?
Las hojas del diluvio mueven
la copa
y el agua se desprende.
Aquí está el paraíso y su
metamorfosis amarilla. Esa
detención.
Al lado del zapato, deletrea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario