Poema de Silvana Merlo
Seguidme no soy yo es él
que ha puesto
los versos en esta boca
como
alabanza de una insurrecta.
Sólo vino hacia mí para engullir las llagas
que provoca flotar a diez milímetros del infierno.
Ahora sanaré esta obsesión de vivir
con las manos atadas a una cruz.
Me pregunto quién desenredará tu cuerpo.
Basta mirar al cielo para encontrarme:
no ardo con los pies clavados en esta tierra
sino en tus ojos —en los que hay llamas—.
© Silvana Merlo
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