Poema de Amalia Mercedes Abaria
EL HOMBRE CELESTE
Solía aparecer temprano
en el microcentro
rodeado de burbujas
y rayos como luces,
de costado,
repentinamente
en Corrientes y Maipú.
Por eso algunos sólo advertían
el halo burbujeante
y la melodía acuosa
de su presencia fugaz.
El hombre celeste
guardaba semillas
y pequeñas flores en sus manos
nunca vistas,
transparentes, blancas
como su melodía.
A veces, llevaba un perro
o un gato tan cerca de su cara
que eran uno solo,
el mismo aliento.
No se escuchaba un ladrido
sólo el aliento
y el gato, también,
lo miraba y parecía amor.
El hombre celeste desaparecía
repentinamente
y muchos lo esperaban
hasta el amanecer.
Un día fue su último día.
Y fue triste, muy triste,
porque las semillas y las flores
extrañas
volaban como remolinos
y la gente se agolpaba
ahí en corrientes y Maipú
para ver a un gato y aun perro
que lloraban.
© Amalia Mercedes Abaria
Etiquetas: Amalia Mercedes Abaria
2 comentarios:
Hola querida Amalia: Ese hombre celeste que describís es como tantos seres que pasan inadvertidos, y son realmente emisarios de luz. Quienes lo advierten? Como bien lo decís, los perros y los gatos. Un poema con un mensaje sencillo y a la vez fuerte, con una esperanza y una advertencia.Como bien lo dijo el Principito cuando advertía "Lo esencial es invisible a los ojos". Un beso grande Irene Marks
Que dulce querida Amalia... una historia entrañable relatada con vuelo poético
gracias!
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