12/10/12

Poema de Francisco Alberto Chiroleu




RÉQUIEM 


       a Papá


Lustrar los zapatos familiares
era una ceremonia de domingo.
Alinearlos par por par
de mayor a menor sobre un diario viejo.
Las latas de pomada
el cuero untado con cuidado.
Y el cepillado final
que los dejaba como nuevos.
Para lo último dejaba los suyos.
Esos que cubrían apenas
un andar lento y cansado.
Cambiarlos era tan duro como vivir
por eso el esmerado lustre
para que no se notara lo cuarteado.

De terapia intensiva
a la morgue despiadada
lo llevaron descalzo.

¿Qué le habrá dicho a la muerte
al encontrarse abandonado así
sin documentos
sin lentes
sin zapatos...?                 


                       © Francisco Alberto Chiroleu

7 comentarios:

Blogger Mónica Angelino ha dicho...

Que era un gran tipo y !che! que hijo poeta te mandaste!!!

Besossssss

12 de octubre de 2012, 11:21  
Anonymous Anónimo ha dicho...

cuanta nostalgia de mi viejo en este poema, pase por el y se me quedo un pedazo de tristeza
patricia corrales

12 de octubre de 2012, 12:05  
Blogger Marta Raquel Zabaleta ha dicho...

Magnifico tu requiem.
No por ello disminuye la pena
Saludos
Marta Zabaleta

13 de octubre de 2012, 0:04  
Blogger Adriana ha dicho...

Es un hermoso texto. No me entristece, me llena de ternura, porque trasunta amor, orgullo y admiración por la figura paterna, y eso enriquece el alma del hijo y del lector. Me encantó que se focalizara en los zapatos, que se cuidaban y lustraban porque tenían que durar mucho, no eran fácilmente reemplazables, tenían el valor de las cosas costosas e imprescindibles: como los afectos. Y esa pregunta final... Seguramente un padre así habrá sabido decir lo apropiado, como supo hacer lo apropiado para enorgullecer y servir de ejemplo. Un abrazo. Adriana Maggio

15 de octubre de 2012, 22:26  
Blogger Isabel ha dicho...

Hermosa descripción de la muerte de un ser entrañable. De los despojos que sufriremos en los espitales y la morgue "despiadada". Mas yo siento con temblorosa y a veces firme seguridad, que ningún vesturio llevaremos en el trance de muerte, porque es inútil, poque ya no tendremos los pies en la tierra, sino que, como ´árboles llevaremos m´las o menos frutos "por sus obras los conocerléis". Y allí estará el lustrador de los sábados,
con su mundo de espejos.
Un abrazo
Isabel Llorca Bosco

18 de octubre de 2012, 18:25  
Blogger Isabel ha dicho...

Hermosa descripción de la muerte de un ser entrañable. De los despojos que sufriremos en los espitales y la morgue "despiadada". Mas yo siento con temblorosa y a veces firme seguridad, que ningún vesturio llevaremos en el trance de muerte, porque es inútil, poque ya no tendremos los pies en la tierra, sino que, como ´árboles llevaremos m´las o menos frutos "por sus obras los conocerléis". Y allí estará el lustrador de los sábados,
con su mundo de espejos.
Un abrazo
Isabel Llorca Bosco

18 de octubre de 2012, 18:25  
Anonymous Anónimo ha dicho...

que cosa tan conmovera este poema, la nostalgia teje maravillas aveces y también de la pena se arranca la belleza.
Walter Mondragon

22 de noviembre de 2012, 18:46  

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