Poema de Adriana Maggio

Subasta de fin de semana

De la vieja glorieta
cuelgan
racimos de cristales,
un viejo uniforme decapitado,
y el tapado de leopardo
que mancha a mancha se desluce.

De la glorieta
penden
muebles floridos
de orgullo destartalado,
huellas olvidadas
y una manito para rascarse la espalda.

Se balancean promiscuas
las tazas de té
y varios cubiertos de alpaca
políticamente incorrectos.

En un ángulo,
la colcha tejida,
largamente extraviada,
y esa cartera bordeau
que huele a fiesta de baulera.

Los guantes amarillo oro
de fulgor mudo,
camaradas de las cacerolas
y los discos de treinta y tres revoluciones.

Un peluche
de piel acobardada
saca la lengua para siempre
al pergamino firmado
por todos los muertos.

En la antigua glorieta,
suspendidos,
carpetas y mantillas,
libros que se cuentan entre ellos
sus historias.

Pañuelitos transparentes,
una planchita de viaje,
y algunos cuadros
pintados por alguien que fue.

De los racimos secos
exprime tinta la mano
y suspendida escribe /el corte
del cordón familiar.

© Adriana Maggio