19/1/12

Poema de Liliana Lapadula


FECHADO EN MONTEVIDEO

Una a otra pasan legiones
de pulpos
tanto tufillo a grisú
a hocico de carroña.

Ojos vengadores transitan las calles
y otras reliquias del imperio.
El nuevo orden prepara su moneda
mientras un huracán de azufre
ilumina el barro.

Y como de costumbre, a las cinco
la matinée y una copa fuerte
para el lobo que danza
debajo de la horca.

Oh Maldoror!, la naturaleza entera
se ha vuelto taciturna
casi estopa.

Detrás de las catedrales
el hombre de mirada piojosa
entrega su último guijarro
a la noche.


© Liliana Lapadula
Foto: Gustavo Tisocco

2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Elpléndido en su búsqueda de lo absoluto, en ese guijarro que se tira a la noche,¿qué se tiraría al día, que no esconde a los malditos, a los buscadores de Esom a través del mal.Es un trabajo enhebrar todo lo tortuoso que causa cierta sorpresa y hermosura.. Un poema valiente, aunque el ángel de Lautremont te cubre las espalas y parecer que el horror ya no da más, que viene otra era
un beso inmenso
Isabel Llorca Bosco

19 de enero de 2012, 23:09  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Elpléndido en su búsqueda de lo absoluto, en ese guijarro que se tira a la noche,¿qué se tiraría al día, que no esconde a los malditos, a los buscadores de Esom a través del mal.Es un trabajo enhebrar todo lo tortuoso que causa cierta sorpresa y hermosura.. Un poema valiente, aunque el ángel de Lautremont te cubre las espalas y parecer que el horror ya no da más, que viene otra era
un beso inmenso
Isabel Llorca Bosco

19 de enero de 2012, 23:09  

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