18/11/11

Poema de Andrea Álvarez


Ningún pecado es tal
si no fue consentido por la voluntad.
Cuando la voluntad no actúa, no hay pecado,
sólo hay debilidad humana.
San Pío de Pieltrecina


ORACIÒN POSTUMA AL SILENCIO

Desde un cielo disfrazado de olvido
todo cae a la memoria.
Las mismas nubes precipitan su descenso,
trémulas.
Son resuellos de la carne
en que suspende el silencio
Y no se detienen,
tornan sobre los pasos cáusticos del ayer
cuando el olvido nos debe
un atajo hacia la libertad;
sin el sentido oculto en que se divisan al espejo
las sombras detractoras de la piel.
Asoman por los vértices de la noche
y desgarran las mantillas del olvido.
Secuestran en el filo de sus leguas
la lejana inocencia de mis poros.
Cuando la noche las disipe, será libre
el violáceo rostro de la culpa,
en póstuma oración de mi silencio.

© Andrea Álvarez

9 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

¡Una belleza de imágenes y profundidad tu poema, en una elocuente oración de silencio, Andrea!
Aplausos, bises y besos
María Rosa León

18 de noviembre de 2011, 11:43  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Bellísimo, Andrea.
Lleno de metáforas e imágenes magníficas.
Me encantó.

Un abrazo.

Alicia Márquez

18 de noviembre de 2011, 18:14  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Interesante el acápite. Oscuro y sugerente el bello poema. Abrazos, querida Andrea.

Jorge Luis Estrella

18 de noviembre de 2011, 19:38  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Andrea ,un poema que pone de manifiesto horas idas con mucha nostalgia y algo de culpa ajena

maria elena tolosa

19 de noviembre de 2011, 17:59  
Blogger Marina Centeno ha dicho...

Fantástico! hermosa forma de describir al silencio.
Me encantó.
Saludos.

20 de noviembre de 2011, 15:07  
Anonymous betty badaui ha dicho...

Me agradaron las sugerencias de donde pueden surgir distintas interpretaciones.
Un abrazo
Betty

21 de noviembre de 2011, 19:24  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Un poema que puso varias fragancias a mi disposición, me gustó y me hizo pensar, ya desde el título que me pareció fantástico. Qué bien lo estás haciendo Andre, qué bien!

Lily Chavez

22 de noviembre de 2011, 7:01  
Blogger galáctica ha dicho...

Andrea, este poema con sus oscuros recovecos de recuerdos dolorosos, donde la culpa y el dolor, que es también físico, como lo evidencian esas "marcas violáceas" y ese jirones de tiempo que van cayendo como velos, este poema, digo, es también un bálsamo, un cerrar ese postigo, una limpieza del aire. ¡Además de excelente!Saludos poéticos Irene Marks

22 de noviembre de 2011, 8:53  
Blogger Pilar ha dicho...

Una visión poética inquietante y bella, como lo es el silencio al que diriges el poema. Excelente, querida Andrea, un beso

22 de noviembre de 2011, 19:00  

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