Poema de Marta Ortiz
Al final del día no quiero llorar
porque no puedo llorar siempre
como si yo fuese un cauce
que albergara un río
las lágrimas se van a secar,
no volvió a suceder el incendio de Cromagnon
y sus ciento noventa y tres muertos,
un tsunami no barrió otra aldea en un país exótico
ni alguien asesinó al guardián del edificio vecino
de trece puñaladas certeras.
Ni hoy ni ayer.
Nada pasó en las últimas dos o tres horas
que pueda hacerme llorar
más allá del vértigo aquel perdido
y el ocio y el cielo clavado de estrellas
en las noches quietas
cuando sola la casa
en el medio de la nada
alumbraba fantasmas.
© Marta Ortiz
6 comentarios:
Querida Marta,
sólo nos queda apretar los dientes y seguir caminando con Sísifo y la gran roca...
Una sutil ironía se funde al sentimiento de impotencia, frente a un mundo cada vez más caótico y esquizofrenizante. Un poema alegato que hace reflexionar.Excelente.
un gran abrazo
Elisa Dejistani
Querida Marta: tu poema es una fuerza envolvente, un dolor existencial que nos involucra, y que termina con gran fuerza en esa "casa en el medio de la nada". El dolor del mundo se vuelve tasmbién dolor particular y llanto en este poema que "alumbra fantasmas".¡Excelente! Irene Marks
Bárbaro Marta
la sucesión de imágenes y sentimientos, elegantemente enmaritados.
Un beso
susana rozas
Has plasmado el dolor que no se disuelve con el tiempo, un grito de verdad
besos Myrtha
Estimada poeta: con trazos delicados y profundos vas ofreciendo al lector una manera singular de atravesar el sufrimiento. Las palabras tejen el poema y lo iluminan. Felicitaciones. Cariños. Horacio Laitano
Ningun tiempo puede borrar esas imágenes es necesario que las lagrimas broten sin otra razón que la vida nos arrastra a un abismo
maria elena tolosa
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