A veces, cuando algo está mal
nos persigue
como la luna al conductor
en la carretera.
Aparece y desaparece
en una magia de bosque
que no podemos ignorar.
-detenerme y tallar
en un conjuro de aquella savia
mi nombre y la palabra
encuentro
en un árbol de hechos-
La memoria es
la pluma del pesebre
que me abriga en la caída
mientras la humedad de los ojos
derriba estrellas.
© Andrea Pizzella
Andrea:¡qué imágenes! Primero la luna que aparece y desaparece, luego la pluma del pesebre. Esa sutileza, que nos conduce a territorios graves, ese juego que flota en "la humedad de los ojos" convocado por "la memoria". Excelente. Saludos poéticos Irene Marks
ResponderEliminarAndrea:
ResponderEliminarProfundo, sentido y hermoso poema con trazos de nostalgia y tristeza, más esa luna, entre bosques y caminos en claro oscuros dibujados.
Bellas letras.