Prosa de Emilce Strucchi
amigas
se abrieron los perfumes
y un centenar de mariposas se congregaron para acercarla al rito
las de colores más tenues se entretejieron con su cabello azabache
y le rodearon los bellos ojos negros y la boca,
las demás, a su turno, la tornasolaron completa en matices pastel;
luego, las más arrojadas trenzarían un lazo brillante
para rodearle la cintura: con suavidad la levantaron y ahora
ella está como suspendida en el aire de una experiencia inédita
nosotras fuimos cómplices testigos del asombro:
le adornamos el cuello con azahares
y le pusimos unos jazmines pequeños entre las manos
para que las mariposas siempre pudieran libar
al hombre lo escoltaron un sin fin de flamencos
que lo embellecieron con hojas añil plateadas y así fue como inició
los movimientos preparatorios,
pero al ver a La novia de los colores con tantas alas iridiscentes,
todos se quedaron mudos y quietos por la sorpresa
después lo guiaron hasta que ambos estuvieran frente a frente y ellos
se percibieron como por primera vez
-a él le brotaron unos zafiros de los párpados-
la escena estaba dispuesta para el deleite y los dos comenzaron la danza amatoria
(nosotras fuimos cómplices testigos del asombroso encuentro)
ya ninguna podrá olvidar que a la novia le adornamos el cuello con azahares
y la rodeamos de amor
y le pusimos un ramillete de jazmines promisorios en las manos
© Emilce Strucchi
3 comentarios:
¡Qué hermoso, Emilce, que es ser cómplice y testigo del asombro (del amor)!
Aplausos, bises y besos
María Rosa León
Muchas gracias María Rosa. No encontré tus poemas aquí así que te respondo luego de tu comentario! No sé si lo leerás: no soy muy avezada en estas lides.
Igual agradezco tu entusiasmo!
Emilce Strucchi
Me encantó,Emilce!!! besote, María Chapp
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