Páginas

17/8/11

Prosa de Emilce Strucchi



amigas

se abrieron los perfumes

y un centenar de mariposas se congregaron para acercarla al rito

las de colores más tenues se entretejieron con su cabello azabache

y le rodearon los bellos ojos negros y la boca,
las demás, a su turno, la tornasolaron completa en matices pastel;
luego, las más arrojadas trenzarían un lazo brillante
para rodearle la cintura: con suavidad la levantaron y ahora
ella está como suspendida en el aire de una experiencia inédita

nosotras fuimos cómplices testigos del asombro:

le adornamos el cuello con azahares
y le pusimos unos jazmines pequeños entre las manos
para que las mariposas siempre pudieran libar

al hombre lo escoltaron un sin fin de flamencos

que lo embellecieron con hojas añil plateadas y así fue como inició
los movimientos preparatorios,
pero al ver a La novia de los colores con tantas alas iridiscentes,
todos se quedaron mudos y quietos por la sorpresa

después lo guiaron hasta que ambos estuvieran frente a frente y ellos

se percibieron como por primera vez
-a él le brotaron unos zafiros de los párpados-

la escena estaba dispuesta para el deleite y los dos comenzaron la danza amatoria

(nosotras fuimos cómplices testigos del asombroso encuentro)

ya ninguna podrá olvidar que a la novia le adornamos el cuello con azahares

y la rodeamos de amor
y le pusimos un ramillete de jazmines promisorios en las manos

© Emilce Strucchi

3 comentarios:

  1. ¡Qué hermoso, Emilce, que es ser cómplice y testigo del asombro (del amor)!
    Aplausos, bises y besos
    María Rosa León

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias María Rosa. No encontré tus poemas aquí así que te respondo luego de tu comentario! No sé si lo leerás: no soy muy avezada en estas lides.
    Igual agradezco tu entusiasmo!
    Emilce Strucchi

    ResponderEliminar
  3. Me encantó,Emilce!!! besote, María Chapp

    ResponderEliminar