13/10/25

Poema de Antonio Tello

 

Teseo (II)

 

La lucha ha concluido en el laberinto.

 

La bestia agoniza en alguna esquina y

el hombre que le ha dado muerte se hace a la mar.

Ignora que ella lo encarnaba al mundo.

Ahora el amor y la sangre le son indiferentes.

Él, que ha conocido la trama de las horas,

empieza a olvidar. Pronto,

ni la memoria ni la conciencia tendrán sentido.

El hilo de nostalgia que lo unía al instinto

se extingue y, tras de sí,

el viento sopla el desierto hacia la ciudad;

el polvo borra las huellas.

 

Las osamentas naufragan en la arena.

 

© Antonio Tello

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