Poema de Daniel Arias
Del otro lado del mar
uno puede deslizarse en un glaciar,
extraviarse en una biblioteca,
aferrarse al exacto reloj y viajar
por sueños antiguos y cenar pan,
en un refugio de montaña
sacar dolores de la conversación
o entrar al atrio de las trincheras
y jurar con una mano alzada,
recoger fragmentos de campanas
en silenciosas alamedas,
abrir el sextante al campo del cielo
y entrar al sueño de los decapitados.
En algún lugar al norte
la tierra es arada con lluvias de acero,
las piernas y las alas se aturden bendecidas
por esqueletos de arco iris, los perros
mecánicos ladran en nuevas lenguas
y la charla nocturna asoma en umbrales
y nadie sabrá pronunciar tu nombre.
En ese lugar las manos se acuestan
entre la vida y el sueño, el deseo y las ideas,
como una piedra musical que canta
en un río de lágrimas
una canción de polvo y herrumbre
que nadie quiere escuchar.
© Daniel Arias
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