Poema de Eugenia Cabral
Yo me habría acostado con Tiresias
-siendo consciente de su androginia
y de la mía-,
exhibido con orgullo la excentricidad,
a cambio de poseer un vidente
iluminado en su interior,
como los templos.
“– Para ello tendrías que haber falsificado
un pasaporte griego, Eugenia,
haciéndote pasar por la prima segunda
de Konstantin Kavafis.
Extranjera, lejana y prestigiosa,
nadie hubiera osado denigrarte...”.
© Eugenia Cabral
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