Poema de Alfredo Lemon
Desde el diván del psicólogo
Perfilar la personalidad de alguien es indescriptible.
Con el transcurrir de los días
cambia la percepción de los hechos.
Metáforas, símbolos, máscaras.
La tristeza asoma entre los párrafos.
La verdad se opaca entre las frases.
La incertidumbre dibuja la silueta de nuestra sombra.
¿Quién no quiere trascender heridas, frustraciones?
Infiernos de
infancia,
el
azote de un obispo,
el revólver en la sien
del inconsciente.
¿Quién no quiere exorcizar traumas, superar angustias?
Son pátinas de cualquier biografía,
nubes que suben y bajan,
zombis que cuelgan de un trapecio.
Hay dolores sin causas físicas.
Síntomas que sacan chispas.
Please: ¡una mínima contención ante el sufrir!
Sosténme sosténme en mi distimia.
El pasado se nos viene encima
y hostigan los remordimientos.
¿Podrán las palabras expulsar la aflicción?
Busco refugio en las enseñanzas de Epicteto y de Séneca.
Somos frágiles en nuestra soberbia de hierro.
Deberíamos perdonarnos continuamente los unos y los otros.
Pero al instalarnos en el aquí,
la concentración se contradice.
El barrilete se anuda en un paracaídas.
La locura delira lúdica
y genial.
© Alfredo Lemon
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