Poema de Sebastián Jaka
ESTE INTERMINABLE DESIERTO DE VER
Hombre de mirada oblicua
mi padre
ahora recorre la vastedad del ojo:
¿Dónde empieza y termina la mirada? ¿La luz?
Si has visto una vez, la bastedad del ojo, has sido ojo para
siempre:
he ahí la silla, la mesa, el atril (decís), y lo has visto
todo;
basta una mirada para abarcar el universo.
Una silla,
basta.
Y ahora mi padre recorre la vastedad del ojo y se corrige, o
más bien amplía:
el que ha visto todo, dice, no ha visto nada.
sólo el niño que ve una mancha perfecta en la pared
un color
Inaugura el mundo.
-¿Y, padre?-, le pregunto, desde la vastedad del ojo
- ¿Para siempre no es mucho tiempo, allí, en esa córnea tuya
que ya es más bien mundo, más bien niebla?
-Sí -dice padre- devenido en grieta, en gota lenta que se
detiene y cae
-es mucho, y sin embargo es apenas una mirada
una sola:
la silla, la mesa, el atril
es este interminable desierto de ver-.
© Sebastián Jaka
Etiquetas: Sebastián Jaka
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