10/1/25

Poema de Sebastián Jaka

  


ESTE INTERMINABLE DESIERTO DE VER

 

Hombre de mirada oblicua

mi padre

ahora recorre la vastedad del ojo:

¿Dónde empieza y termina la mirada? ¿La luz?

Si has visto una vez, la bastedad del ojo, has sido ojo para siempre:

he ahí la silla, la mesa, el atril (decís), y lo has visto todo;

basta una mirada para abarcar el universo.

Una silla,

basta.

Y ahora mi padre recorre la vastedad del ojo y se corrige, o más bien amplía:

el que ha visto todo, dice, no ha visto nada.

sólo el niño que ve una mancha perfecta en la pared

un color

Inaugura el mundo.

-¿Y, padre?-, le pregunto, desde la vastedad del ojo

- ¿Para siempre no es mucho tiempo, allí, en esa córnea tuya que ya es más bien mundo, más bien niebla?

-Sí -dice padre- devenido en grieta, en gota lenta que se detiene y cae

-es mucho, y sin embargo es apenas una mirada

una sola:

la silla, la mesa, el atril

es este interminable desierto de ver-.

 

© Sebastián Jaka

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