Poema de Alfredo Lemon
a Nora Dalmasso
El cinto de una bata, los celos,
el dinero de una herencia, el semen,
un sacerdote próximo a la familia
y hasta una imputación de incesto como telón de fondo.
El autor y los actores ordenaron cada escena
y la confusión abrumó al espectador hasta la apatía.
Lo oculto se volvió evidencia.
Con tantas hipótesis, nada ocurriría.
Es más fácil que un camello pase por el ojo de una cerradura
que lograr una sentencia justa en tiempo y forma.
¿Confiabas en la confesión del asesino?
Cuando la hipocresía es tan cuidada
anula toda culpa y borra hasta la piedad.
Conspiraron demasiado bien,
con pulcra improlijidad.
No fueron inocentes.
No somos inocentes.
A veces se justifica lo más atroz.
¿Por qué un country estaría a salvo de un crimen o el
hastío?
Cielos nublados, cócteles frívolos, vecinos cómplices.
Esa ficción resulta vergonzante.
Perdónanos.
Descansa.
Tu homicidio se vivió sin pudor.
La literatura fue otra coartada.
Los días salven tu dignidad
y no te olviden.
© Alfredo Lemon
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