El motor de
la heladera vieja establece continuos. El aire fresco se filtra por las
ventanas y promete un mejor clima adentro. Desde el patio pueden verse
relámpagos que miden el tiempo de la próxima tormenta. Ya no soy ese
único sonido.
© Valeria Cervero
Hermoso!
ResponderEliminarStella M. Darraidou
Circunstancias.
ResponderEliminarTal vez esos instantes geniales. Un abrazo
ResponderEliminarGraciela Barbero
sin dudas las tormentas apagan todos los demas ruidos, me gusta tu poema!!
ResponderEliminarCuánto dice y cuánto no el poema... gracias
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