8/9/25

Poema de Juanita Pochet Cala

  


Franqueza

 

Duele amanecer de cascabel,

el alma derretida, perlada la frente

y esta gota de alguien

en la pupila.

Ven,

En mi jardín no crecen

madreselvas y de noche

callaron los grillos.

He borrado una supuesta

nostalgia desde que observo

mi rostro en el espejo.

Tendrán que perdonarme

de esta alegría, la voz

que me conmina, el rocío,

las mañanas con sus flores.

Tendrán que perdonarme

esta palabra llena de desorden,

alimento sigiloso,

el rocío, las mañanas con sus flores.

Tendrán que perdonarme quienes no comprendan

la estatura del aliento.

El deseo es una franja

a la intemperie que se conquista, con las puntas

de los dedos y yo aprendí a empinarme.

Por eso duele ser tan franca

acostumbrada cada día al

paso de la lluvia,

al ruido del mar y sus olores, a mi despeinada

caballera riza, al pitusa desteñido a pesar de las entrecomillas.

Sin dudas, tendrán que

eliminarme de la tierra.

Me considero una tonada

en sol mayor de algún violín.

Vivo más cerca de mis circunstancias,

aunque también a veces,

me canse de tanta hipocresía.

 

© Juanita Pochet Cala

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