Poema de Griselda Rulfo
NÁUFRAGO
Hombre a la deriva
bajo el sol del atardecer
el sol que ya no arde.
Una y otra vez
desconsoladas olas arriman a la playa
restos del naufragio.
La sal agrieta los labios
la sed taladra la esperanza.
Sin palmeras que den sombra la cabeza hierve
– también de pensamientos -.
Rostros y nombres
que los días borronean
al igual que la esperanza.
El hambre atormenta
la soledad es bestia ruda
y cada mañana un reverso hacia la nada.
Talla una cruz diaria
en la tabla que trajo una ola
a la isla cárcel.
Imposible escribir la historia de la ausencia.
No quiso estar ahí.
Pero ahí
está.
© Griselda Rulfo
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