Poema de María Marta Donnet
Por qué te lastimaste la mejilla el día del viaje
era temprano para alcanzar el tren había tiempo
nos esperaba el
tiempo siempre espera. Siempre.
Acostada sobre las vías
no pude verte sangrar
en el espejo no había imagen alguna y la pena
recorría tu cara
y mi karma.
Por qué no te lastimaste la incoherencia por ejemplo
o el desamor
por ejemplo
o la cicatriz que desvió
en tu ombligo en tu pecho
las ganas de vivir
por ejemplo.
Por qué te lastimaste
la palabra esa palabra
que no recuerdo
porque no pudiste decirla
esa palabra que propició mi ausencia tuya y alargó
ese dolor mío.
Por qué no te lastimaste el delirio por ejemplo
o la humillación
por ejemplo
o la historia que te sepultó en la nada
en la i n e s c r u p
u l o s a nada. Por ejemplo.
Por qué te lastimaste.
Si yo siempre te esperé
recostada sobre las vías.
Asida a ellas
expuesta
tirada entre los rieles
te di tiempo. El tiempo siempre espera. Siempre.
Yo no lo supe hasta que el tren
inauguró mi audacia.
Los rieles enredados en la carne siempre te esperan.
Siempre.
Ya no te lastimes.
No hace falta.
© María Marta Donnet
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