Poema de Samuel Amaya
A los nueve
me llenaron de luz y versículos
creando en mi memoria un chip dorado
de mujer, hijos y matrimonio de azúcar.
Mami decía que yo era la esperanza de ellos
chango voltiamujeres, pechito de quetupí
para llevar lo único valioso que teníamos
la sangre apellido de una generación perfecta
y hombres machos de cristal.
© Samuel Amaya
Etiquetas: Samuel Amaya
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