Poema de Daniel Arias
A las tres de la tarde
vertical a pleno una desesperación nace,
darse cuenta del espíritu caído,
realidad del mal que desespera y arrastra
una vida sin esperanza,
vida sin infinito, vida sin peligros,
tortura que pesa en el vacío.
Yo no creo, desespero, no soy yo,
no pude inventar la inmortalidad,
no pude salir de mí, no pude pecar
para destruir el cuerpo, no temo
porque soy transparente,
llevo la inocencia del primer día, el primer error,
el primer miedo, síntoma de la ausencia de Dios,
relojes detenidos y el gran mundo, anonadado,
en silencio hasta la eternidad.
Estamos heridos de muerte,
aunque llevemos una corona de oro
o seamos un anónimo átomo en el Universo.
La desesperación conoce la derrota.
© Daniel Arias
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