Antonio Tello comparte a Gutiérrez/García Mateos/Rins
La arena se ha hecho nudo, ira se ha vuelto el viento
que ha poblado los ojos de ardientes torbellinos
que ahogan en su caos los trayectos del alba,
que apagan la cálida certeza de las llamas,
cuerpo de mansedumbre plegado en su aridez.
Se hunden las bóvedas que amparaban la desnudez de siglos,
hallando las veredas hacia ese manantial interno
del
desierto en la rosa, en el almíbar de las datileras
expandiendo su verdecida sombra.
Se ha quebrado el nutriente, las blancas uvas de la lluvia
sagrada.
Queda la sarmentosa piel inscrita en precarias
paredes de abandono.
El joven vagabundear por la yerma calvicie de un
espacio y un tiempo sin mata que trenzar.
Alí es casi adolescente, con la mirada seca y secas
las entrañas.
Cuando en la noche bajo un techo de arcilla sueña
con abundancia, el agua borbotea, se viste con sus olas,
las penetra, es un útero
el mar que ya lo acuna, el vientre inmenso en que viajó
Jonás.
Olvida las manos partidas en cien bocas de la madre,
se despoja del antiguo canto con que hierve su sangre,
del augurio escondido en las tablillas o en los huesos,
del amplio añil enjugando la espera
de la aspereza de los horizontes.
Y se adentra en la vorágine de la noche de los mercaderes
de
corazón roído
con las sandalias de un puro despertar
en busca de la estela en el aire, en la espuma
o quizás
de la estela en ese pozo anónimo de arena
tan cerca del anhelado aliento, del rumor de las risas
de cuerpos bronceados, de ese perfil
del mundo diseñado en sus sueños.
© Goya Gutiérrez
RECUERDA, OH, RECUERDA
En memoria de Ramiro Pinilla,
a quien tanto quería.
Recuerdo el principio del tiempo,
cuando de mí no había memoria ni amenazaba mi nombre el
pábilo tembloroso del olvido,
cuando los girasoles del valle quebraron sus cabezas por
seguir asombrados el vuelo refulgente de una estrella fugaz,
cuando los candiles de carburo alumbraban impávidos el
encuentro de los amantes enfebrecidos entre la oscuridad de los túneles del
ferrocarril,
cuando mi madre temblaba en el paritorio de una maternidad
de beneficencia con la mirada humedecida por el fulgor de una quimera,
cuando sobre la tierra caminaban los sueños libidinosos de
los catecúmenos envueltos en sudarios de organdí.
Recuerdo los paisajes que nunca existieron,
donde creció mi infancia acobardada entre la serenidad de
los viejos encinares y el cimbrear de los álamos del río,
donde desde la torre almenada del castillo dictaban los
astrólogos el augurio inquietante de los siglos venideros,
donde la lechuza traspasaba los ventanales vidriados de la
iglesia para beber en el velón de aceite de Santa María,
donde bajaban de la sierra arroyos humeantes de espuma, de
luz, de nieve nocturna atormentada,
donde la mirada amenazadora del basilisco rebullía bajo el
miedo y el estiércol otoñal de los establos.
Recuerdo lo que nunca viví, los lugares que no visité, a las
gentes que no conocí,
lo recuerdo todo con memoria tan clara que da miedo asomarse
al despeñadero azul de las palabras inmoladas
y más miedo aún decirlas en voz alta, no sea que su eco nos
empuje al fondo del abismo,
a la búsqueda sin fin de lo imposible, al dolor del
destierro, a la ebriedad, a la locura,
porque son ellas, las palabras suicidas, libres del lastre
de los diccionarios, las que susurran en mi oído con voz alucinada,
recuerda, oh, recuerda, no lo olvides jamás.
© Ramón García Mateos
LA SUPERVIVIENTE
Más allá de la verdad omnicomprensiva
de la ultrajada, la olvidada, la humillada
puedo un día descubrir que he sido libre.
Destejer con las uñas los calzoncillos de Penélope.
Desgarrar con los dientes los hilos de las Parcas.
Cortar el nudo indesligable que me esclaviza
a un dios cruel, indiferente y sibarita
confiando en que donde quedó un muñón
crezca mañana una mano arborescente.
Emerger triunfal como una estrella mutilada
de la boca insaciable de un agujero negro
ante los ojos impotentes del universo.
© Silvia Rins
Etiquetas: Antonio Tello
3 comentarios:
Poemas intensos, profundos, interpelan. Me identifiqué mucho con la superviviente, por su musicalidad.
Qué inmensos poemas. Gracias poetas y a Tello por la elección. Bienvenidos poetas. Un placer escucharlos. ♥️🦋
Excelentes. Gracias por traer los poetas. Graciela Barbero
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