Texto de Celina Feuerstein
Una vez viajamos a Mendoza. ¿O no era él?
Si me confundo es solo porque a veces pienso que el amor no
tiene caras precisas. Ni brazos o piernas definidas. Solo un calor difuso, la
sangre que parece a punto de romper venas y arterias.
Pero Mendoza fue bella y alocada entre nieve, tierra seca y
vino tinto. Aquel lugar pudo alcanzar la altura del amor. Arriba, altísimo,
mirándonos en un cielo mitad nube mitad azul.
Una respiración caliente y agitada y la aridez y el viento
zonda. Cuerpos envolviéndose, desenvolviéndose, desarmándose. Desesperados y leves,
los cuerpos.
En esas tierras mendocinas se fundió el frío con el calor
con el vino con el sexo. Una luz hecha de piel y pelos y ojos. Era dulce
aquella luz, aunque las luces no tengan sabor. De miel, era.
Empalagosa hasta dejarnos atrapados en su materia voraz.
© Celina Feuerstein
Etiquetas: Celina Feuerstein
4 comentarios:
Bello poema, sensual y alado a la vez...
Geografía de un amor. Hermoso poema. Bea Belfiore
Gracias, Mabel!! 💕
Celina
Gracias, Bea!! 🩷
Celina
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