(a Noelia Palma)
Conozco a una poeta
que deshace los poemas con la misma
mirada que los traza. Así logra
la armonía perfecta
la forma de nombrar que permanece
el tiempo suficiente
como para dejar una herida rasante,
apenas
la memoria del filo.
Esa poeta
desanda sus poemas
como las estaciones condenadas
ven pasar al tren,
sin detenerse,
agitando pendones que cuelgan de los cables,
restañando durmientes,
desencajando vías.
Es un decir que permanece allí
solo hasta que a la vibración
se la traga el silencio.
© Alejandro Méndez Casariego
Este poema tuyo, uno del conjunto "Punto de fuga" (Ed. Mascarón de Proa) una vez leído, se recuerda. No sólo porque está dedicado a otra poeta (también parte de la colección Pleamar) sino porque logra captar en breves líneas, su actitud, su cosmovisión, su ars poética. Saludo desde Córdoba
ResponderEliminarLas palabras para describir algo muy bello quedan atrapadas en este poema, y permanecen allí para siempre. Conmovedor poema. Bea Belfiore
ResponderEliminarbello homenaje de poeta a poeta con riqueza de estilo e intensa admiración. susana zazzetti
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