12/2/25

Poema de Dardo Passadore

  


Gregoriano

 

Comenzó como un calambre.

Después todo los huesos

se torcieron hacia el centro.

 

Cual pelota.

 

La cabeza quedó al medio.

Invisible.

Hasta que la circunferencia

fue perfecta.

 

Una sola piel.

Ocultando

huesos, carne y sueños.

 

Finalmente,

como se esperaba

ella llegó.

 

Y no.

No lo reconoció.

 

© Dardo Passadore

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